Agua Ultrapura

Uno de los reactivos más comunes y considerado como disolvente universal es el agua, por lo tanto es de suma importancia cuidar su pureza. El mantener un control sistemático  de la pureza o calidad del agua para uso en el laboratorio se promueve la eliminación de sesgo en los resultados, se evitan interferencias o reacciones colaterales y se aumenta así la confiabilidad en dichos resultados.

El agua está compuesta por sales de calcio y magnesio, las cuales aportan dureza, también contiene otras sustancias como hierro, sílice, manganeso, cloruros, sulfatos, sodio y otros materiales en suspensión. La dureza del agua es un factor que limita su uso en determinados procesos, es importante el conocimiento del contenido de calcio y magnesio, por la propiedad que tienen de producir incrustaciones. Varios son los métodos utilizados en el tratamiento de las aguas y el empleo de cada uno de ellos depende del objetivo que se persiga con el agua tratada.

En la actualidad los laboratorios que usan agua, tienen establecidos requisitos de calidad o pureza, así como métodos de producción y análisis de agua donde deben establecerse los procesos para su purificación. Este trabajo presenta los requisitos necesarios del agua para el uso en laboratorios, partiendo de las características establecidas por reconocidas instituciones u organismos internacionales.

El agua ultrapura es considerada según la ASTM 1193:2001 como Tipo I, que es usada para procedimiento que requieren de máxima exactitud y precisión; tales como espectrometría atómica, fotometría de llama, enzimología, gas en la sangre, soluciones buffer de referencia y reconstitución de materiales liofilizados usados como estándares. El agua Tipo I, debe seleccionarse siempre que en la prueba sea esencial un nivel mínimo de componentes ionizados o cuando se preparan soluciones para análisis de rastreo de metales.